Una y otra vez volvemos a las andadas y vemos a nuestros próceres tirarse los trastos a la cabeza, compitiendo para ver quien es más cafre que el otro…como en el cuadro de Goya. ¡Genial el maestro de la pintura!
Y tú más…
Con estacas en la mano
y clavados en la tierra,
se pelean los hermanos
sin que se concedan tregua;
es la paz un espejismo,
hacia afuera disimulo;
dentro de los dos lo mismo:
dura terquedad del mulo.
Volverán a las andadas
y, ya sin disimular,
lo malo se echan en cara
al estribillo «y tú más…»
¿De nada sirve la historia
de nuestros antepasados,
esas pírricas victorias
con los campos arrasados?
¡Dios quiera que ya regresen
sinceridad y nobleza;
voluntad para entenderse
y serenar la cabeza!