Sale de noche a sembrar
según caigan las estrellas
y va lanzando al azar,
sin mirar donde se quedan;
esparce con ilusión,
para que todos las tengan
y brille su resplandor
aún en las almas más negras.
¡Buen trabajo, sembrador!
Y reparte a manos llenas,
que si vas sembrando amor,
será de amor la cosecha…