FACTORES EXTERNOS
La familia:
Es, sin duda alguna, el principal de ellos. Por ejemplo, el nivel sociocultural es determinante: si el padre y la madre tienen estudios superiores, la probabilidad de que el hijo no supere la Secundaria apenas llega al 3%.También es determinante, en sentido negativo, la desestructuración familiar. Cuando un niño tiene problemas en el hogar, ello se suele reflejar en sus estudios.Otro aspecto esencial es la ausencia de ambos padres por las tardes, algo que, por desgracia, se está dando muchísimo actualmente. La presencia paterna no se suple con los abuelos ni con una canguro.Otro aspecto clave es el control y seguimiento de los estudios por parte de los padres. Muchas veces, éste es defectuoso o simplemente inexistente.
En tales casos, es frecuente también el absentismo de muchos alumnos. Los hijos necesitan que sus padres les exijan con cariño y les motiven para que intenten superarse en todos los ámbitos. Sólo así mejorarán como personas, no solo como estudiantes.
La extensión y generalización de la mentalidad hedonista y del consumismo:
Actualmente, los chicos viven demasiado bien, tienen de todo y gozan de un bienestar por el que no han tenido que luchar. Los medios de comunicación apoyan esta mentalidad difundiendo a todas horas modelos humanos frívolos, superficiales e insustanciales En este contexto, falta en muchos chicos de hoy una educación para el esfuerzo. Uno de los grandes retos educativos de nuestra época es el de volver a poner de moda la cultura del esfuerzo. Hemos de hacer ver que el esfuerzo personal es el único camino que nos puede llevar a la consecución de cualquier objetivo valioso en la vida. No existe otro camino. Y, aplicar esto al terreno de los estudios es muy sencillo: es imposible aprender algo sin esfuerzo. De hecho, la palabra latina studium significaba precisamente esto: empeño, esfuerzo, ¿no lo sabían? Pues díganselo a sus hijos.
El centro educativo:
Hay colegios, tanto públicos como privados y concertados, en los que el porcentaje de fracaso escolar es muy bajo. En ellos, aparte de que se trabaja muy bien con los alumnos, se los motiva adecuadamente y se lleva un excelente seguimiento de su aprendizaje; suelen ser hijos de padres de un nivel sociocultural medio-alto y que suelen estar muy preocupados por los estudios de sus hijos. Con ello, de nuevo incidimos en la importancia del nivel sociocultural y del interés de la familia como clave del éxito escolar de los hijos.
Desgraciadamente, el fracaso escolar se está polarizando cada vez más en la escuela pública y en los sectores más desfavorecidos de la sociedad (inmigrantes, población obrera…).
El sistema educativo:
La extensión de la Enseñanza Obligatoria hasta los dieciséis años ha hecho que, en la práctica, nos hallemos ante un número importante de alumnos que muestran un rechazo muy claro a este sistema. Son alumnos desmotivados, que se ven obligados a permanecer en clase contra su voluntad hasta esa edad, y, fruto de su desmotivación y desinterés, se aburren y se comportan mal en las aulas, atrayendo con su actitud de líderes a otros chicos que se dejan arrastrar por ellos.
Este tipo de alumnos, en el antiguo sistema educativo, salían a cursar estudios de Formación Profesional, más adecuados a sus capacidades e intereses, a los catorce años. Este es el mayor problema que los profesores llevamos denunciando muchos años, la presencia en el aula de alumnos a los que es imposible enseñar nada y a los que no les interesa nada de lo que se les ofrece en la ESO. Es verdad que en los últimos años se han puesto en marcha medidas educativas que intentan una solución educativa para este tipo de alumnos como es el caso de loas anteriores PCPI (Programas de Cualificación Profesional Inicial) o la actual FP básica.