Tengo tres hijos en edad escolar y quiero que este año sea un buen año para ellos. ¿Me puede decir donde centrar los esfuerzos fundamentalmente?
En primer lugar le diré, que aunque nos pase muy desapercibido a los padres, lo que más educa a los hijos es tener unos padres que se quieren. Prepara mucho el terreno para que ellos puedan ser educados.
Ver a sus padres hablar mal del otro, no respetarlo, tratarlo de malas maneras, los descentra muchísimo y hace que todo el esfuerzo, que muchas veces ponemos, no alcance los objetivos que pretendemos.
Esto que acabo que decir vale también para las personas que estén separadas, aunque no sea su caso.
Ver que sus padres, aunque separados, se respetan y se tratan con delicadeza, es muy bueno para los hijos, aunque lo deseable fuese que los viesen quererse.
Dicho esto, yo les diría que los mantuviesen cortos, no les den caprichos. La sobriedad, es la puerta de la educación. Es imposible educar a una persona a la que se le atienden todos sus caprichos. Además, sería bueno que les diese unos encargos que tuviesen que cumplir, para ayudar en casa y para que se esforzasen por los demás. La exigencia por los demás es la gran fuente de maduración humana. Cuando, en una familia o en una sociedad, no hay preocupación por el otro, esa familia o esa sociedad son inmaduras. Actualmente, es muy fácil comprobar lo que le estoy diciendo.
Por otra parte, que tengan un horario de estudio y que se esfuercen por cumplirlo.
Si usted y su marido se esfuerzan por quererse más, y sus hijos se esfuerzan por preocuparse por los demás y por trabajar, no le quepa la menor duda de que el año será bueno para ellos y para ustedes. Siempre la solución a los problemas educativos pasa por vivir bien el día a día, independientemente del estado de animo que se tenga.
Insistir, serenamente, en las mismas cosas, se tengan ganas o no, es muy educativo. No se olvide que he dicho serenamente, la forma de que los valores cuajen en los demás es la exigencia constante, cariñosa y serena.