¿Qué conductas de los padres avivan los celos en sus hijos?

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Los padres no siempre somos conscientes de que, a veces, determinadas actuaciones o palabras nuestras pueden estar provocando en los hijos la impresión, errónea, de que queremos más a un hermano que al otro. Tengamos en cuenta que los niños son unos finos observadores de todo lo que hacemos y decimos y son también unos jueces a veces muy severos. Por ello, hemos de estar atentos para tratar de evitar caer en actitudes como estas:

– Mostrar algún tipo de favoritismo hacia uno de nuestros hijos. En casa no debe haber ningún “ojito derecho de papá”. Sería muy bueno que nos planteáramos esta situación: “Si alguien le preguntara a alguno de nuestros hijos a quién quieren más sus padres, ¿que responderían ellos?”

– Fomentar la competencia entre ellos.

– Compararles, ya sea en privado o, peor aún, en público. Haciéndolo solo conseguiremos que coja más tirria a su hermano.

– Encasillar a alguno de nuestros hijos: si es con algo negativo, corremos el riesgo de que se lo acabe creyendo y asuma dicho rol; si es con algo positivo, corremos el riesgo de que sus hermanos se sientan discriminados: “Claro, como Álvaro es un angelito que nunca hace nada malo…”

– No tratar a todos por igual: muchas veces se consienten más cosas al pequeño, o se le pasan por alto algunas trastadas y se le ríen las gracias. También es muy habitual que se trate con mayor exigencia y dureza a los hermanos mayores o que se les exija a las chicas cosas que a los chicos no, etc.

– Elogiar en público unas veces sí y otras veces no, o pasar por alto el hacerlo con alguno de los hijos cuando se lo merece. Los niños perciben estas cosas y son sumamente sensibles a semejantes “injusticias”.

– Echar en cara al niño que es un celoso y que tiene envidia de su hermano.

– “Premiar” los celos del niño, permitiéndole que se salga con su objetivo cuando pretende llamar la atención o no hacer lo que sabemos que es capaz de hacer (por ejemplo, darle de comer nosotros porque se niega a hacerlo él solito). De esa manera, como es lógico, el niño tenderá a repetir esa misma conducta.

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