Rota la paz en Europa

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ARTÍCULO DE EMILIO MONTERO HERRERO

Durante la mayor parte de la historia, la paz ha significado apenas un intervalo temporal entre dos guerras. Sin embargo en las últimas décadas empezó a significar la inverosimilitud de que se produjeran. Esta tendencia se ha visto truncada por la invasión rusa a Ucrania.

Al finalizar la guerra fría y la caída del muro de Berlín, se pensó que el grado de seguridad iba a aumentar y que alcanzaríamos un nivel tal, que las Fuerzas Armadas de los diferentes países quedarían reducidas al mínimo. Pero la realidad ha sido bien distinta. Lo sucedido en Ucrania debe de servir para que el Estado recapacite y asigne los recursos necesarios para poder proporcionar la seguridad deseada. Referente al gasto militar. ¿Recuerdan cuando uno de nuestros dirigentes políticos dijo hace unos años: “sobra el Ministerio de Defensa”? Sería interesante saber lo que opina ahora al respecto.

Está comprobado que no suelen ser largos los periodos durante los cuales el mundo ha gozado del inmenso bien de la paz. Los hechos que sufrimos estos días no nos permiten ser demasiado optimistas. Parecen dar la razón a aquel hombre del Antiguo Testamento, que inspiradamente escribió que todas las cosas tienen su tiempo: “Tiempo de herir y de curar; tiempo de nacer y tiempo de morir; tiempo de derribar y tiempo de edificar; tiempo de amar y tiempo de odiar; tiempo de guerra y tiempo de paz” (Ecle. 3.2).

Las verdaderas razones que las propician son difíciles de conocer, aunque todos nos atreveríamos a decir que están íntimamente relacionadas con la política, con la economía, con los radicalismos ideológicos, con los fanatismos religiosos o con los problemas demográficos y raciales. Y a la cabeza de todas las causas, su protagonista principal: el hombre. Es la imperfección humana, con sus egoísmos, sus ambiciones, sus odios, inestabilidades y debilidades, el origen principal de los conflictos. Esta es la tragedia, esta es su complejidad, tanto para encontrar las causas concretas que la provocan, como para arbitrar los medios que la impidan.

Cuando las soluciones pacíficas fracasan, los gobiernos de las naciones se ven obligados a decidir entre la guerra o la pérdida de libertad y dignidad de sus pueblos. Las mismas razones que justifican la legítima defensa individual, asisten a los Estados cuando se ven injustamente atacados, como sucede con Ucrania. El derecho a la legítima defensa es un principio esencial del derecho natural en el seno de una sociedad compuesta por seres imperfectos, capaces de robar y asesinar.

España adolece históricamente de un déficit de Cultura de Defensa Nacional, que confunde con militarismo

Los responsables de que un pueblo viva en paz, de que sea justo, libre seguro y próspero, son los políticos que forman el Gobierno y los que están en la oposición, pues ambos, con sus aciertos o errores, pueden mantener la paz o fomentar la violencia. Son los gobiernos los que declaran la guerra y firman la paz, los que señalan las directrices de la Política Militar y los que determinan el porcentaje del PIB que se dedicará a gastos de defensa, aspecto importante, pues aunque las guerras no se ganan sólo con dinero, tampoco se ganan sólo con heroísmo.

Lamentablemente, España adolece históricamente de un déficit de Cultura de Defensa Nacional, que confunde con militarismo. La Defensa Nacional compete a todos los ciudadanos y debe estar basada en la realidad de que no es una misión exclusivamente militar. En ella se integran la defensa civil, la económica y la militar. Lo sucedido en Ucrania nos hace caer en la cuenta de esta realidad. Evidentemente al Ejército le corresponde un papel decisivo. Es la herramienta leal y eficaz para garantizar el Estado de Derecho, plasmado en nuestra Constitución, y que sostiene nuestra unidad y nuestra democracia, pero es fundamental conseguir esta identificación del pueblo español con la idea de que la Defensa Nacional es tarea de todos los españoles. Otro aspecto muy importante que deben conocer nuestros compatriotas, es el hecho de que la seguridad no es gratuita. Y cuando manejamos este concepto de gratuidad no estamos hablando solo de la parte económica sino del empleo de personas y medios en seguridad y defensa, así como asumir los compromisos que hemos adquirido con las organizaciones internacionales a las que pertenecemos.

La Defensa Nacional es uno de los pilares que deben sostener nuestra sociedad y nuestro estilo de vida, ya que sin esa seguridad sería difícil mantener aquellos avances por el que tanto lucharon nuestros antepasados con el objetivo de dar una vida mejor a sus hijos, además de correr el peligro de someter a nuestras sociedades a los riesgos y amenazas que las acechan.

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