Hoy nuestro recuerdo y comentario hacen referencia a una fecha: la del 19 de marzo. En ella, desde tiempo inmemorial, se festeja a San José.
Aunque este protagonismo, pronto se vio un tanto eclipsado por el y relieve alcanzado por festejos y fallas organizados en su honor, recientemente, casi se ha visto desplazado por obra del ingenio publicitario de una empresa comercial.
En el paralelismo existente entre la misión de San José como custodio de Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre y la de cada padre con respecto a sus hijos, encontró motivo para promover el incremento de sus ventas, con ocasión del día de San José, a través de una cuidada campaña publicitaria.
Fue tal el éxito, que el Día de San José ha pasado a ser para muchas personas, lo que es para la publicidad: el “día del Padre”.
Si los días de especial significación que hay en el calendario, se establecen para hacernos reflexionar sobre el motivo que les origina y para darles el relieve que merecen, a fuerza de ser sinceros y llegadas las cosas al punto en que están y en el que hasta en la nueva ley se le ignora, hay que agradecer a la empresa en cuestión, su oportunidad.
No sólo es bueno: es necesario que se reflexione acerca de la importancia del padre, pues los efectos negativos del empeño por diluir su figura, ya se notan.
El padre no sólo es importante para sus hijos, que sin él ellos no existirían; lo es para su familia y para la sociedad, a las que aporta las características propias y peculiares de su naturaleza de varón.
Bienvenido el “Día del padre”. Seguro que San José no se siente molesto.