Según la FAO, 2.000 millones de personas pasan hambre en todo el mundo

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Se están difundiendo diversas campañas publicitarias entre los diferentes medios de comunicación. En Sudán tienen que subsistir de la rapiña y la rudeza para terminar agonizando de hambre o el cólera. El hambre vapulea a todos los niveles. Los comestibles que llegan son escasos.

La falta de agua bebible y la ausencia de higiene potencian el cólera. ¿Y América? Es un continente rico con muchos pobres. Lo mejor: su sentido de la trascendencia, que hace nacer la esperanza y la alegría y el sentido de la vida.

«Rebélate contra la pobreza» es el eslogan de la campaña lanzada por una ONG que tiene como anhelo sensibilizar a la población de que terminar con la indigencia en el orbe. La intención de la campaña consiste en dar a conocer la convocatoria de una gran manifestación. Se ha logrado congregar a 23,5 millones de personas de todo el universo.

Por otra parte, la FAO evalúa que un tercio de la población mundial, cerca de 2.000 millones de seres humanos, soportan privaciones nutricionales rigurosas que alteran su desarrollo corporal y cerebral. De este elevado número de personas se deduce, que cada año cinco millones de mortales fallecen  a consecuencia del hambre.
También pronostica que cerca de 20 millones de bebés tienen falta de peso y corren el riesgo de exhalar el último suspiro o de sobrellevar discapacidades.

Para Manos Unidas, la carencia de alimentos e indigencia están íntimamente conectadas, puesto que no hacen referencia sólo a la falta física de viandas o de bienes tangibles, sino a la falta de ayuda sanitaria, de escolarización, de empleo o de vivienda.

La falta de solidaridad en el mundo nos lleva a que únicamente cinco países hayan cumplido el objetivo señalado por Naciones Unidas de lograr el 0,7% del PIB para Ayuda Social al Desarrollo. Conforme al «último informe sobre los objetivos de desarrollo del milenio de la ONU». La verdad es que medio millón de jóvenes fenecen cada año por tropiezos en la edad temprana.

Agustín de Hipona asevera que «lo que sobra a los ricos es patrimonio de los pobres». Si tomáramos conciencia… Dios nos hizo administradores, y algunos en América son auténticos epulones (recuerdo la parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro).

No se debe disfrutar en la abundancia habiendo tantos seres humanos en la escasez más precaria. ¿Sabíamos que, como dice San Pablo, «hay más alegría en dar que en recibir»? Sí, en dar, pero con caridad, sin soberbia ni desprecio a los más necesitados.

 

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