Este domingo empezó en Roma el XIV Sínodo Ordinario de los Obispos. Su tema es “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”, durará tres semanas y se desarrollará con una metodología distinta de la habitual: no habrá la larga serie de intervenciones iniciales de los Padres sinodales ni tampoco la Relación intermedia que las resumía (“Relatio post disceptationem”); desde los primeros días se entrará en el tema; los grupos lingüísticos tendrán más importancia; y cada semana se dedicará a una de las tres partes del Instrumentum Laboris (documento de trabajo).
FUENTE: MIGUEL CASTELLVÍ-aceprensa
Tras la reforma de la nulidad matrimonial
En el viaje a Estados Unidos y en especial en el discurso a los obispos que asistieron al Encuentro Mundial de las Familias de Filadelfia, el Papa esbozó un plan de los asuntos que quiere que se estudien en el Sínodo, y que no pueden reducirse a la comunión de los divorciados vueltos a casar. “Me parece un poco simplista decir que la solución para estas personas es que puedan recibir la Comunión”, respondió el Papa Francisco a una pregunta de los periodistas durante el vuelo de regreso a Roma. “El de las nuevas uniones de los divorciados no es el único problema” del Sínodo, añadió, señalando entre otros el de los jóvenes que no se quieren casar, la madurez afectiva para el matrimonio, la fe y la preparación a este sacramento.
Además, según algunos comentaristas, la reforma de los procesos de nulidad matrimonial aprobada por el Papa Francisco desactivará en parte la polémica sobre la comunión a los divorciados, al agilizar el trámite de estas causas. Esta decisión, afirma John Allen, “recalibrará la discusión en el Sínodo de los Obispos, quitando énfasis a esta cuestión, y creando espacio para que emerjan otros temas”. Para Allen, el Papa Francisco “no ha resuelto el debate sobre la comunión, pero lo ha hecho menos candente, facilitando que el Sínodo no se empantane debatiendo cómo debería ser la reforma de las anulaciones, porque ya se ha llevado a cabo”.
Siguen formando parte de la Iglesia
No todos están de acuerdo con este análisis. El presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, el cardenal Reinhard Marx, piensa que la reforma “es una señal sabia y razonable, pero no resuelve los problemas fundamentales”, según comentó en una conferencia de prensa celebrada en Berlín. Para el cardenal Marx, el Sínodo no aprobará las segundas nupcias –“no habrá ningún segundo matrimonio sacramental válido”–, pues la enseñanza de la Iglesia sobre el vínculo matrimonial sigue vigente y la gran mayoría de las personas viven la esperanza y el sueño de un matrimonio que dure toda la vida y esté abierto a los hijos. Su deseo es que del Sínodo salga este mensaje: un matrimonio que dure toda la vida es posible, “pero si fracasas, estamos a tu lado”.
La reforma de los procesos de nulidad matrimonial aprobada por el Papa Francisco puede desactivar en parte la polémica sobre la comunión a los divorciados
Este enfoque del problema no parece muy distante de lo que dijo el propio Papa Francisco en la audiencia del 5 de agosto, cuando insistió en que los divorciados vueltos a casar no están excomulgados. Sobre este tema “la Iglesia no ha sido ni insensible ni perezosa. Gracias a la profundización cumplida por los Pastores, guiados y confirmados por mis predecesores, ha crecido mucho la conciencia de que es necesaria una acogida fraterna y atenta, en el amor y en la verdad, hacia los bautizados que han establecido una nueva convivencia después del fracaso del matrimonio sacramental; de hecho, estas personas no están excomulgadas, y no deben ser tratadas como tales: siguen formando parte de la Iglesia”.
África hablará con una sola voz
Si los obispos alemanes parecen dispuestos a presentar batalla sobre estos temas, también otros padres sinodales mantendrán posturas firmes en torno a la ortodoxia. El año pasado fueron cinco los cardenales que escribieron un libro en defensa de la doctrina tradicional sobre la familia, ahora son ya once los purpurados que han participado en Eleven Cardinals Speak on Marriage and the Family (Ignatius Press), sobre los problemas que se discutirán en el Sínodo.
Los obispos africanos han anunciado que mantendrán una única postura. “En el Sínodo, África hablará con una única voz”, ha dicho monseñor Gabriel Mblingi, arzobispo de Lubango, Angola. En junio, el episcopado africano se reunió en Accra para preparar el Sínodo de la familia, y como ha comentado el cardenal Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto divino y uno de los prelados africanos de mayor prestigio, allí se decidió adoptar una postura común. En Accra, afirmó Robert Sarah, “obispos y cardenales nos hemos encontrado unidos en la defensa de los valores fundamentales de la familia y el matrimonio. Queremos combatir el colonialismo ideológico occidental que pretende destruir la doctrina católica, oponerse a la revelación divina, al matrimonio entre hombre y mujer, a la apertura de los cónyuges a la vida. Queremos defender la familia, su riqueza para toda la sociedad”.
Al publicarse a traducción italiana del libro Dieu ou rien: Entretien sur la foi (traducido también ahora al castellano por Ediciones Palabra) en el que se recoge una larga entrevista con este purpurado, Sarah ha dejado bien claro la postura de la iglesia africana sobre las uniones homosexuales. “No son un problema sólo para la Iglesia, sino para la humanidad. Son un retroceso de la cultura y de la civilización. Ninguna cultura no occidental va en la dirección de la aprobación de las uniones homosexuales. En la cultura africana, nadie las mira con ojos favorables. Porque es una unión no abierta a la vida. Las uniones homosexuales son totalmente contrarias al plan de Dios, que ha creado al hombre y a la mujer para que se complementen. Y de esta unión nace la familia y el futuro de la sociedad. Una unión homosexual no tiene futuro; no da la vida. Repito: no es un problema de la Iglesia, sino humano”.
Coincidiendo con el Sínodo, el 18 de octubre, el Papa Francisco canonizará a Louis Martin y Célin Marie Guerin, padres de Santa Teresa del Niño Jesús. Por deseo del pontífice, las reliquias de la santa y de sus padres han sido traídas a Roma y se expondrán en la capilla de la Virgen “Salus Populi Romani”, en Santa María la Mayor, imagen a la que el Papa tiene mucha devoción.