La telebasura llegó de la mano de Gran Hermano, un inicuo “reality show” donde una tropa de participantes coexisten en una mansión, incomunicados y con filmadoras observándolos las 24 horas de cada jornada. El programa televisivo fue fundado por el neerlandés John de Mol. El prototipo de Gran Hermano apareció en 1997, durante una reunión “brainstorm” en la productora del holandés. Fue transmitido por primera vez en Holanda en el año 1999, siendo más tarde adaptado en más de 70 países. Había llegado la soez y vejatoria televisión basura.
Un flamante y controvertido “reality show”, creado por la NBC y denominado ”The Wanted”, ha originado un manifiesto altercado en Estados Unidos sobre la ética periodística. Un equipo de versados, en contra del terrorismo y un grupo de redactores, han desarrollado un periodismo de investigación. Según David Corvo, vicepresidente de los informativos de la cadena televisiva NBC; “esperamos arrojar luz sobre historias ignoradas, ya que resulta sorprendente que las personas, con graves acusaciones, sean capaces de vivir abiertamente y evitar cualquier proceso judicial”.
Por otra parte, la Federación Alemana de Protección del Menor ha exteriorizado su enfado con el nuevo programa de la cadena privada RTL, “Adulto a prueba”, que intenta adiestrar a los jóvenes para la paternidad. Pretende instruir a padres rudos y rebasados para conocer y velar por los hijos más descarriados. La cadena alemana, con base en Luxemburgo, establecerá con la prontitud que determina el no perder cuota de pantalla, el proceso de instrucción de un chiquillo. Son cuatro parejas con sus hijos ficticios en el usual formato de videocámara de 24 horas al día y durante toda la semana.
La cruda morbosidad se ha convertido en el pilar de muchos programas. Son contenidos banales y ordinarios que están en la frontera de lo éticamente permisible. La telebasura es un problema más grave que el terrorismo o las drogas ya que destruye la vida trascendente del ser humano.