La crisis de valores empieza por los padres y continúa por los hijos. Si queremos que los chicos y chicas tengan una educación en valores, debemos recordar a los padres que sus hijos son la mejor inversión, la más rentable y la que más satisfacciones les reporta.
Helen Jaktlun, subdirectora de la Fundación Padres y Madres en las Calles, enseña lo que tienen que hacer los padres. Deben estar cerca de sus hijos para ver lo que hacen, y confirmarlo o reprochárselo. Los chicos quieren tener a sus padres a su lado, desean que los comprendan, los quieran, aun cuando no lo merezcan. No siempre les reciben bien, a veces les ven como gente de otro tiempo; pero les echan en falta, necesitan alguien que se interese por ellos.
Los padres tienen que poner límites, ser exigentes y claros en las condiciones. Dar pautas claras de comportamiento, valores, normas. Sus hijos lo necesitan, lo piden. Quieren que alguien les oriente sobre lo que está bien o mal. Piden a gritos que los padres les dediquen tiempo, en cantidad y calidad.
Admito que es difícil ser padre de jóvenes y por ello deben ayudarse entre ellos, compartir experiencias y dificultades. Pero es significativo que todos los expertos apoyan que los hijos se dirijan a papá y mamá. Parece que, de repente, hayan descubierto que los chicos necesitan a los dos.