Todo lo que debemos a la iglesia católica

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En esta pandemia, la población está viendo cada vez más claro que las instituciones solidarias creadas por la libre iniciativa de la sociedad civil están siendo básicas para paliar situaciones concretas de necesidad, pues las grandes promesas del gobierno, repetidas machaconamente, sobre ayudas de diverso tipo no están llegando ni a las personas ni a la estructura económica y comercial del pais. Sólo la presencia de muchas estupendas ONG solidarias como el Banco de Alimentos o Cáritas están haciendo llegar alimentos básicos a la citada población.

No es una novedad el gran papel que Cáritas desarrolla en España y en todos los países del mundo. La iglesia católica ha estado siempre a la vanuardia de la protección y el cuidado de los más humildes.

Un ejemplo de está lucha ha sido su continua oposición frontal a la práctica de la usura que ha sido un mal endémico en la historia de los hombres y que en este nuestro «primer mundo» occidental, ha durado hasta casi nuestros días. La Iglesia, que simpre ha tenido como pasión la defensa de los derechos del ser humano, a lo largo de la historia se ha opuesto a esta lacra con mayor o menor éxito.

En esta lucha, a través de sacerdotes o simplemente a través de cristianos laicos, la Iglesia ha creado instituciones para apoyar a las clases más humildes y evitar que éstas cayeran en manos de los usureros.

El ejemplo más paradigmático de esto fue la creación de las Cajas de Ahorros. Estas se crearon en la mayoría de los casos en nombre de Cristo, ya sea por cristianos o a la sombra de los Montes de Piedad que, a su vez, habían sido creados mayoritariamente por religiosos y que posteriormente fueron absorbidos por estas Cajas de Ahorros.

Pues bien, al pasar los años y llegar a España el régimen democrático, la gestión de estas instituciones pasó a manos de políticos y, en menor medida, de sindicalistas y ello, como se ha demostrado, fue su fin.

Sin embargo no podemos echar la culpa a nadie de esa desaparición , sencillamente con el paso del tiempo y al igual que en su día pasó con los Pósitos o los Montes de Piedad, las Cajas de Ahorros han desaparecido porque ya habían cumplido su función, función que no era otra que luchar contra la usura y favorecer el ahorro entre las clases más humildes.

Una vez que el sector bancario se ha desarrollado lo suficiente para poder dar servicio a las clases más humildes, el concepto de caja de ahorros en España ha dejado de tener sentido y esa es, en nuestra opinión, y sin exculpar por ello a los que las han llevado a la quiebra, la razón última de su desaparición.

Pero no son más que ejemplos de la gran preocupación de la iglesia católica por mejorar la situación económica y cultural de las personas. Sería interminable la enumeración de las iniciativas llevadas a cabo por instituciones de la iglesia o por cristianos en particulares, baste como ejemplo, la recuperación de los escritos científicos por parte de San Isidoro de Sevilla en la epoca visigoda,la conservacción de la cultura clásica en los monasterios, el nacimiento de las primeras escuelas gratuitas, la creación de las universidades, la desaparición de la esclavitud o el reconocimiento de la autonomía legislativa de las instituciones políticas que es la base de los sistemas parlamentarios y democráticos modernos.

Si en la civilización occidental disfrutamos de regímenes democráticos, se respetan los derechos humanos, la familia es la base de la sociedad o nuestra sociedad civil tiene ese gran dinamismo que que le permite, a través de múltiples asociaciones, llevar la ayuda solidaria a gran parte de la población, se debe, en gran parte, a la influencia del humanismo cristiano que la iglesia ha sabido generar en todos los rincones.

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