El auge y caída de la hegemonía woke

Filed under General, Valores
Artículo de Emilio Montero Herrero

El término woke —derivado del verbo inglés «wake» (despertar)— simbolizó originalmente un estado de conciencia crítica frente a las injusticias sociales, especialmente en el contexto de las comunidades afroamericanas en Estados Unidos. Nacido en los márgenes de movimientos de izquierda y popularizado a través de las redes sociales, este fenómeno amplió su influencia hasta convertirse en un paradigma cultural dominante en instituciones académicas, empresas y gobiernos.

Durante más de una década, el movimiento woke ha capturado la imaginación de amplios sectores culturales y políticos, promoviendo ideales de justicia social, igualdad y una revisión crítica de las estructuras tradicionales. En nombre de la lucha contra la discriminación, sostiene que el sexo y el cuerpo no están predefinidos y que deben atenderse a la conciencia o autopercepción; que no existe la ciencia objetiva, ni siquiera en las diciplinas tradicionales.

De esta forma, lo que comenzó como una llamada a la conciencia sobre problemas históricos como el racismo, el patriarcado y la desigualdad, rápidamente evolucionó hacia una doctrina rígida y, para muchos, autoritaria.

Este absolutismo de lo woke no ha permitido ni tan siquiera un debate sano y libre, convirtiéndose, como ha ocurrido en otros movimientos, en un proceso que pone en jaque mate a toda la gran aventura de la humanidad que hemos vivido hasta ahora, a la cultura occidental o al propio derecho romano en cuanto base a nuestro ordenamiento jurídico. También adoptó un enfoque incuestionable que rechaza cualquier disidencia como una amenaza moral, caracterizado por la persecución de figuras públicas y privadas por opiniones que consideraban políticamente incorrectas.

Estos excesos han desencadenado una reacción en su contra, produciéndose un declive por su intento fallido de pretender resucitar las viejas izquierdas anteriores a la caída del muro de Berlín, a través de la autoproclamación de falsas y mal entendidas defensas en materia del género o la raza, con coordenadas muy diferentes a lo que fue el movimiento de los derechos humanos de los años 60, que surgió desde los propios afroamericanos.

Ahora, frente a la censura, la imposición de sus normas ideológicas y la erosión del debate abierto, se ha producido un contramovimiento que busca reequilibrar las prioridades sociales. Algo está cambiando en el mundo y ellos lo saben. De esta forma, hay muchas personas que están cansadas de sus delirios sobre el género, el feminismo radical, el mundo LGTBI, el animalismo, el dogma del cambio climático o la eutanasia, y que no quieren que las traten como un rebaño. Se han dado cuenta que lo woke pretende una reescritura de la historia, del arte y de la herencia cultural y científica de Occidente,

La entrada de Trump en la presidencia de los Estados Unidos y la situación política actual de otros países, como Italia, Holanda, Suecia, Polonia, Hungría o Argentina, ha hecho sonar las alarmas en el universo woke, que creía tener todo controlado y que con su aparición puede suponer un contratiempo grande a esta ideología que pretendía controlar el mundo.

Pero el toque casi definitivo para empezar a revertir la invasión woke, lo ha supuesto la entrada de Trump en la Casa Blanca, que se ha dado cuenta de que los estadounidenses han virado y reaccionado contra esa cultura. Trump está rentabilizando ese hastío de la gente ordinaria y ha iniciado una cruzada “anti woke”. De momento, ha dicho que sólo reconocerá la existencia de dos géneros: masculino y femenino y que eliminará los programas que promueven la diversidad. El gobierno federal ya no promoverá la ideología de género.

La historia está llena de lecciones sobre el peligro de los excesos ideológicos, y la era woke no es la excepción. Su declive simboliza, más que el fin de una era cultural, el comienzo de un reajuste necesario. Su ocaso no garantiza automáticamente un futuro mejor, que debe ser construido con paciencia, visión y un compromiso inquebrantable con la verdad y la libertad, y con una visión que una a las personas en torno a ideales comunes. Es esta una gran oportunidad para reflexionar sobre los valores que definen nuestras sociedades.

¿Es el ocaso de la era woke el comienzo de una nueva etapa de reconciliación y sensatez?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.