
CAMBIOS DEL GUIÓN
En un mundo inmaduro, de risa y diversión,
de fácil alegría si va a favor el viento,
todo son parabienes y felicitación
por la noticia de un nuevo nacimiento.
La ropa, la cuna, la habitación:
todo está preparado para la bienvenida,
hasta el menor detalle puesto con ilusión,
como recibimiento de quien llega a la vida.
Hay, sin embargo, espacio para la frustración
si el proceso se tuerce y algo sale mal,
rompiéndose en pedazos en la imaginación
la novela escrita por la frivolidad.
Es entonces, al cambiarse el guión,
cuando a veces madura lo mejor del hombre
y van creciendo y bullen dentro del corazón
profundas cualidades que en el ser se esconden;
y, en lugar de hundirse en desesperación,
el alma se crece y la mente madura,
cuando alma y cuerpo se entregan con pasión,
dándose en el amor a la nueva criatura…
Así entre la familia consolida la unión
lo que en principio era insoluble problema
y ahora se revela como una bendición,
aunque al mundo hedonista le rompa los esquemas.
Incluso resplandece la más noble emoción,
al notar que de Dios llega la fortaleza:
cada dolor del día se torna en oración
y la alegría inunda el alma mientras reza.