Cartera digital beta

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ARTÍCULO DE EMILIO MONTERO HERRERO


El consumo de pornografía entre los adolescentes está aumentando de forma alarmante en los últimos años. La gran expansión de internet y el uso inadecuado de las nuevas tecnologías están relacionados con este crecimiento. Además, el contacto con estos contenidos se produce a edades cada vez más tempranas. Estudios recientes indican que la edad media en el consumo de pornografía en España es de 11 años.

Incluso sin pretenderlo, los adolescentes encuentran fácilmente material explícito en la red a través de sus smartphones. Por lo tanto, conseguir un espacio digital seguro que mantenga a salvo a niños y adolescentes de contenidos pornográficos, constituye uno de los mayores retos actualmente para la sociedad.

En este sentido, el Gobierno acaba de presentar un sistema de verificación de la mayoría de edad en el acceso a contenidos para adultos en internet. Es una especie de carnet digital que permitirá entrar a los adultos en páginas pornográficas tras identificarse con su DNI electrónico. El objetivo es impedir que niños y adolescentes menores de 18 años puedan entrar en este tipo de contenidos.

Esta estrategia contempla que todos los dispositivos electrónicos como móviles y tabletas lleven controles parentales de fábrica. Además, las plataformas deberán incorporar mecanismos efectivos de verificación de la edad para impedir el acceso a los menores. Se efectuará a través de una app que se llamará cartera digital beta.

Sin embargo, las intenciones del Gobierno por aumentar los sistemas de seguridad de este tipo de páginas, podría ser como ponerle una puerta al campo. Y es que esta medida solo se va a aplicar en los sitios webs con sede en España, convirtiéndola en una solución poco efectiva, ya que las 10 páginas webs de contenido pornográfico más visitadas en nuestro país tienen sede en el extranjero, por lo que no tendrían la obligación de solicitar esta novedosa credencial a los usuarios, que podrán acceder a ellas de la misma forma en la que lo hacen actualmente.

Lamentablemente, la pornografía ha llegado para quedarse, y creo que la hemos incluido en el repertorio de las conductas normales entre los seres humanos. Esto es negativo porque, a diferencia de lo que pasó con otras drogas, como el tabaco, no ha habido una campaña de concienciación, ni siquiera un replanteamiento social. Se ha normalizado como parte del repertorio sexual, pero las consecuencias que tiene son graves, como acreditan los psicólogos en sus consultas. Y es que el repetido consumo de pornografía, puede convertirse en un hábito y llegar a ser adictivo debido a la mayor cantidad de dopamina que este desencadena. Esa dependencia llega a ser un vicio muy difícil de abandonar, lo que convierte a la industria pornográfica en una droga.

Es importante destacar que los adolescentes son especialmente vulnerables al efecto de la pornografía. Los expertos concluyen que su consumo interfiere en su desarrollo emocional, social y afectivo, pudiéndoles afectar en el rendimiento cognitivo, su aprovechamiento académico, el sueño, la capacidad de atención y memoria. Además, también implica un mayor riesgo de desadaptación sexual y de expresar conductas violentas hacia la mujer. Aproximadamente el 80% de los jóvenes que consumen pornografía tienen comportamientos machistas, de acoso o agresivos hacia las mujeres.

Hasta el momento las acciones preventivas que se están llevando a cabo son puntuales, escasas e insuficientes, y a menudo no son profesionales quienes las realizan, con programas formativos sobre sexualidad altamente ideologizados, que no están evitando la hipersexualización reinante.

Para prevenir el uso de pornografía en los adolescentes es esencial formarles y educarles sobre los problemas que puede ocasionar el porno, para evitar sus consecuencias. Resulta esencial el aspecto docente y pedagógico, en el que los padres tienen un papel fundamental. Hablar de lo afectivo es la clave para la prevención.

Nuestra sexualidad es un don. Es un poder sagrado e importante creado por Dios. Es una luz, por así decirlo, que tiene el poder de encender otras luces. Gran parte de la felicidad que pueden recibir el hombre y la mujer en su vida dependerá del uso que hagan del sagrado poder de la creación.

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